De una espiritualidad como sumisión a una espiritualidad como indagación y creación libre
En Occidente hemos vivido la espiritualidad como sumisión a Dios, a su revelación, a sus representantes, a la llamada doctrina cristiana, a las verdades de fe, a los mandamientos de Dios y de la Iglesia, etc. Este tipo de práctica de la espiritualidad se ha fundamentado en una representación de la dimensión absoluta como entidad trascendente, Señor Supremo y Absoluto, como el Todopoderoso, Creador de todo lo existente, Predeterminador, Revelador, Juez Supremo, Castigador de los que no se someten y Premiador de los sometidos, Salvador, etc.