Ponencia para el XIII Encuentro Internacional de CETR, 6-11 de noviembre de 2017
1. ¿A quién llamamos millennials?
Tomando las palabras del pedagogo norteamericano Marc Prensky llamamos millennials a «la primera generación formada en los nuevos avances tecnológicos, a los cuales se han acostumbrado por inmersión, al encontrarse desde siempre, rodeados de ordenadores, vídeos, videojuegos, música digital, telefonía móvil y otros entretenimientos y herramientas afines. En detrimento de la lectura, en la que han invertido menos de 5.000 horas, han dedicado, en cambio, 10.000 horas a los videojuegos y 20.000 horas a la televisión, por lo cual no es exagerado considerar que la mensajería instantánea, el teléfono móvil, internet, el correo electrónico, los juegos de ordenador… son inseparables de sus vidas. […] piensan y procesan la información de modo significativamente distinto a sus predecesores» (Prensky 2015:pk[1] 116).
En nuestro estudio hemos advertido que no hay unanimidad entre los estudiosos en la denominación de esta generación[2]. Algunos la llaman generación Net (Red), o generación digital, o bien nativos digitales «puesto que todos han nacido y se han formado utilizando la particular ‘lengua digital’ de juegos por ordenador, vídeo e internet, frente a los que hemos tenido que introducirnos aceleradamente en el lenguaje digital» a los que se les denomina a su vez inmigrantes digitales. Siendo que los inmigrantes digitales siempre conservan cierta conexión con el pasado, resulta que la manera de pensar y procesar la información va a ser diferente a la de los nativos digitales. Un ejemplo que remarca dicha diferencia es que los nativos primero se lanzan a navegar por internet y posteriormente leen los manuales; podríamos afirmar que los nativos digitales se decantan primero por la práctica y luego por la teoría. Prensky afirma que queda planteado «un problema, una ruptura, un desfase, una brecha digital y generacional que no puede ser ignorada ni aceptada sin propósito firme de cambio para intentar paliarla o solventarla» y que aunque él lo focaliza en el ámbito de la educación nosotros vemos legítimo extrapolarlo a toda la sociedad. Para Prensky la generación anterior, en su relación con esta generación, emplea «una “lengua” obsoleta (la propia de la edad predigital)», por lo que estos jóvenes perciben que están en relación con unos extranjeros «que hablan idiomas desconocidos, extranjeros con muy buena voluntad, sí, pero ininteligibles.» (Prensky,2015:pk 15)
Sobre la fecha de inicio de esta generación tampoco hay acuerdo, pero siguiendo con la definición de Prensky podemos deducir que su aparición dependerá del grado de implantación de la tecnología digital en cada país. A menudo se habla de los nacidos a partir de 1980 hasta el 2000, pero pensamos que en el caso de España estaríamos hablando, como muy pronto, de los nacidos a partir de 1990, que hoy rondan los 30 años. Consideramos que los nacidos antes, que tienen entre diez y quince años más, que se naturalizaron a una edad muy temprana en la tecnología digital, éstos también tienen asumidos muchos de los rasgos axiológicos de la generación digital.
Tapscott hace otra clasificación llamando generación X a los nacidos entre 1965 y 1976, y generación Net o Red a los que lo hicieron entre 1977 al 1997. A los nacidos posteriormente los llama generación Next.
Para Tapscott la característica de toda esta generación es la de que han sido los primeros en «crecer en la era digital». «Los niños de hoy están tan bañados en bits que piensan que todo es parte del paisaje natural.[…] Para ellos la tecnología digital no es más intimidante que un tostador […] El acceso a internet de banda ancha ahora es ubicuo lo que permite múltiples operaciones con iPods, teléfonos celulares, y además, las redes sociales permiten a los Net Geners monitorear a sus amigos a cada momento» (Tapscott,2009:2). Es una generación que se siente cómoda trabajando, aprendiendo, comunicándose y jugando con las tecnologías digitales y al hacerlo, va desarrollando y permeando su cultura al resto de la sociedad. «Son una fuerza para la transformación social. En todo el mundo esta generación está inundando los lugares de trabajo, el mercado y todo nicho en la sociedad. Están aportando su poder demográfico, conocimiento de los medios, poder de compra, nuevos modelos de colaboración y paternidad, espíritu empresarial y poder político al mundo».(Tapscott,2009:3)
En línea con Prensky encontramos esta afirmación de Tapscott: «Para muchos niños, usar la nueva tecnología es tan natural como respirar. Para las generaciones anteriores aprender una forma completamente nueva de comunicarse, obtener información y entretenerse a sí mismo es difícil y nuestros patrones establecidos de pensamiento deben cambiar para dar cabida a la nueva tecnología». (Tapscott,2009:18)
Ambos autores consideran que es la primera generación global en el sentido que aparecen en todos los países con cierto nivel tecnológico.
Nosotros hemos optado por el término ‘millennials’ (término acuñado en 1991 por los demógrafos norteamericanos Neil Howe y William Strauss[3] y que popularizaron con su libro Millennials Rising (2000)), por parecernos que en nuestro entorno quizá sea el término más conocido y aceptado.
2. Objetivo de nuestro estudio [4]
Partimos de la observación que los millennials, en su gran mayoría, no se interesan por las cuestiones entorno a la espiritualidad. Advertimos que no es un tema que les importe ni les preocupe, mejor dicho: en general manifiestan un claro rechazo. Particularmente observamos que no se acercan a las grandes tradiciones de sabiduría de la humanidad, lo cual para nosotros, supone un grave problema por las consecuencias que acarrea la ausencia del cultivo del doble acceso a la realidad, es decir de la cualidad humana profunda (CHP). Sabemos por la epistemología axiológica planteada por Corbí (EA) que el acceso a la CHP, la espiritualidad, es condición de humanidad, por lo que no tener acceso a ella ni tenerla en cuenta, tiene consecuencias perjudiciales en la sobrevivencia de la especie.
La epistemología axiológica (EA) plantea que de las formas de sobrevivir surgen metáforas de interpretación de la realidad adecuadas a esa determinada forma de vida y que de ahí aparecen los paradigmas desde los que se construye el sistema axiológico colectivo adecuado a esas condiciones de supervivencia. Es decir que la relación axiológica con el medio está condicionada por la forma de sobrevivir y que será esa relación la que modelará el doble acceso a la realidad. Desde esta perspectiva nos proponemos rastrear los rasgos axiológicos de la relación de esta generación con el entorno. Unos rasgos axiológicos que deberán modelar la concepción y la presentación de la espiritualidad, la CHP, para que sea apta para esta generación.
Nuestra hipótesis de salida es que el desinterés de esta generación por la espiritualidad se debe a que tal y como se plantea, les resulta incomprensible tanto en su expresión como en los supuestos desde los que se concibe. Postulamos que hay un hiato cultural generacional lo que imposibilita la comprensión de la espiritualidad tal como se les da a conocer. Esto nos lleva a pensar en la necesidad de hacer un cambio en la forma de expresarla, enseñarla y sobre todo en los supuestos desde los que se la concibe. Así es que nos planteamos estudiar los rasgos axiológicos que caracterizan la manera con la que los millennials se relacionan con el mundo para poder replantear las maneras de presentar la CHP y su cultivo de manera adecuada a sus parámetros axiológicos para que sea convincente para ellos. Si se consiguiera, sabemos que tendría repercusiones en la gestión del poder de la tecnociencia beneficiosa para la vida en su conjunto. En este trabajo solo vamos a plantear unos primeros rasgos sobre cómo plantear la CHP a los millennials.
Nos proponemos buscar los rasgos de su forma de pensar y de sentir que se muestran en su forma de relacionarse con el mundo, conocer cómo se motivan, y los rasgos axiológicos que hay bajo su forma de trabajar. Vamos a mirar si se corresponden con los postulados de la epistemología axiológica para la SC. También buscaremos para cada rasgo, siguiendo la ley semiótica de la contraposición cualitativa, a qué se contrapone respecto del modelo anterior.
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