Marià Corbí La mort, la gran caçadora, ja m'està enxampant. Sé que és implacable, però no és pas enemiga. He d'afanyar-me a escoltar el que diuen totes i cadascuna de les coses. Em parlen clarament i em diuen:
No som allò que et diuen els teus sentits. Tampoc no som la interpretació que fas de nosaltres, segons el PAC cultural que et regeix. Som allò que diem, no allò que tu ens fas dir. Escolta'ns i et parlarem sense paraules, i ens comprendràs. No vinguis a nosaltres esperant res. No vagis dient-nos què som. Calla. Si t'interesses per nosaltres, i no pel que penses aconseguir de nosaltres, si el teu interès és veritable, perquè sí, perquè estem davant teu i amb tu, et parlarem clar.
El budismo chan de Bodhidharma, un acercamiento a la dimensión absoluta liberado de epistemología mítica. Ponencia para el 7º Encuentro Internacional CETR
NOTA PREVIA: En este trabajo vamos a utilizar una trascripción castellanizada de los términos budistas.
Bodhidharma monje indio del s. VI d.C considerado el padre del budismo chan en China .
Breve presentación de la noción «epistemología mítica»
(Hemos tratado la noción de epistemología mítica a partir de escritos de Corbí dado que ha sido un término acuñado por él)
El viviente que habla tiene un doble acceso a lo real, un acceso interesado, en función de sus necesidades, y otro acceso gratuito, porque la realidad está ahí, porque si. Este doble acceso es su cualidad específica y es lo que le caracteriza entre los vivientes dándole flexibilidad para adaptarse a los cambios de vida más rápidamente que cualquier otro animal.
En las ponencias que han precedido, se ha mostrado con claridad que la pretensión de los mitos y símbolos no es describir la realidad como es, sino que lo que pretenden es interpretar y valorar la realidad, tanto en la dimensión que tiene que ver con las necesidades de los vivientes humanos (necesidades para la sobrevivencia), como en la que tiene que ver con la realidad absoluta (uso espiritual) y pretenden hacerlo de tal manera que los grupos humanos puedan vivir en el medio. La pretensión primaria de los mitos y símbolos es, pues, la programación de la colectividad.
Resulta evidente que los mitos y narraciones sagradas solo son sistemas de figuración de la realidad, de modelación, de acuerdo con unas necesidades; son sistemas de representación y objetivación que orientan y dan eficacia a la acción, de forma que los grupos puedan sobrevivir en unas condiciones determinadas. Por tanto su funcionalidad es esencialmente práctica para la especie humana; aunque en su uso espiritual, se expresan en palabras para conducir más allá de las palabras. Las metáforas centrales de los sistemas míticos funcionan como patrones, modelos de interpretación, valoración y acción.
Los sistemas de programación mítica imponen, inevitablemente, una epistemología, es decir, una interpretación de la realidad, de lo que se dice de la realidad: las cosas son como dicen los mitos. Lo que dicen los mitos de las realidades es como las realidades son. Y eso vale tanto de las realidades que están en función de nuestras necesidades como de la realidad absoluta.
La epistemología que imponen los mitos es: lo que dicen los mitos es la naturaleza misma de las realidades. Y ese supuesto epistemológico viene avalado por la creencia de que los mitos son revelación de los antepasados sagrados y de los dioses. Su garantía pues, es absoluta e inviolable.
Cuando ya sabemos que los mitos y símbolos no describen la realidad, sino que sólo la modelan, podemos comprender también que sólo pueden apuntar a la dimensión absoluta a la manera de las metáforas, solamente significando, no describiendo, ni siquiera analógicamente.
Los mitos y símbolos no pueden describir aquello que está más allá de las categorías de sujeto y objeto, de ser y no ser, lo que es vacío de toda posible categorización; los símbolos y mitos son construcción humana. Aquello con lo que apuntan a la dimensión absoluta, es siempre creación sobre un trasfondo real sin forma alguna; por tanto los mitos y símbolos sólo apuntan verdaderamente a la dimensión absoluta si nos dejamos guiar por ellos y los dejamos atrás, introduciéndonos en un abismo insondable de luz sin forma ni color alguno.
Por tanto lo que pretenden apuntar los símbolos y mitos es el “no-dos” (la ausencia de la dualidad que forman el sujeto de necesidades y los objetos con los que satisfacerlas); es el Vacío que todo es y somos nosotros, pero que se dice en las formas, por tanto no hay lugar para desentenderse de nada, todo reclama un amor incondicional, pues lo Real, es “todo esto” tal como viene, aunque sea mejorable; nada habla de “otra realidad” sino de “esta misma realidad”.
En las nuevas sociedades en las que la epistemología mítica ya ha dejado de programar a los individuos, vemos que las ciencias también son construcciones de la realidad desde modelos. La diferencia entre los sistemas de modelar la realidad de los mitos y los de las ciencias reside en que los modelos o paradigmas míticos están cargados axiológicamente y los de las ciencias son abstractos.
Los modelos científicos, son estructuras de elementos que abstraen de todo lo que haga referencia a la relación de estímulo y respuesta desde las necesidades de un viviente, y los modelos míticos son estructuras de elementos que cuentan en primer término con estos factores de estímulos y respuestas respecto a las necesidades de un viviente.
Pero tanto las ciencias como los mitos tienen intenciones prácticas ya que unas y otros son construcciones de unos vivientes para vivir.
Cuando los mitos desaparecen en su función de modeladores de la cultura de los pueblos, la doble función que cumplían, (la del doble acceso a la realidad), imprescindible para poder mantener nuestra cualidad específica de humanos, tendrá que hacerse por otros medios.
En las nuevas sociedades de innovación, las ideas de verdad, certeza, convencimiento se han transformado. Ahora los individuos tienen que construir conscientemente los patrones con los que simplificar la enorme complejidad de las cosas y así actuar convenientemente; se ven forzados a comprender que sus conocimientos son sus propias construcciones; ahora sabemos que la verdad de los grandes mitos de la época de las sociedades pre-industriales era construcción nuestra y que las verdades de las ciencias son también construcción nuestra. Esta es la epistemología no mítica. Una verdad así concebida, a pesar de que se reconozca su valor operativo, no somete al individuo, sino que lo mantiene libre.
Por consiguiente, las certezas nos las construimos nosotros mismos. Nuestros proyectos colectivos también nos los tenemos que construir nosotros mismos libre y responsablemente, apoyados únicamente en nuestros propios criterios, en nuestra propia calidad y en la garantía que esa calidad proporciona.
Eso nos pone en una situación de gran riesgo, todo cambia y lo hace de modo muy rápido, y la urgencia de encontrar caminos viables para poder obtener esa calidad se hace patente. Nuestra aportación será la de intentar mostrar que los sermones de Bodhidharma que es tenido como el fundador del budismo chan (budismo chino), y del budismo zen (budismo japonés) no son otra cosa que un procedimiento metódico de desarticular la epistemología mítica, apto para el cultivo de la cualidad humana profunda en las condiciones de las nuevas sociedades industriales.
Biografía-leyenda de Bodhidharma.
Dice la leyenda que Bodhidharma era hijo del rey Kañchipuran en el sur de la India, aunque hay autores que dicen que era .
Llegó a la china desembarcando en Cantón, el 21 de septiembre del año 527. Otros autores ponen la fecha en 475 d. C.
El budismo entró en China desde los inicios de nuestra era. En aquella época, en el 527, contaba con mil trescientos templos, treinta mil monasterios y dos millones de monjes.
A la llegada de Bodhidharma reinaba en el sur de China el emperador Leang Wu-ti. Austero, probo y humano, tenía un profundo respecto por las letras y los letrados. Honró primero a Confucio levantándole un templo en Nankín, su capital. Luego se convirtió al budismo. Terminó su vida ordenándose monje.
Se explican dos anécdotas de él que ilustran el carácter de la enseñanza de Bodhidharma.
Se cuenta que a la llegada del monje indio, el emperador quiso conocerlo. Se narra como sigue el encuentro del emperador y el monje.
El emperador preguntó a Bodhidharma:
– Desde el inicio de mi reinado he construido tantos templos, he copiado tantos textos sagrados, he ayudado a tantos monjes; según tú, ¿cuál es mi mérito?
– ¡Ningún mérito!
– ¿Y eso por qué?
– Estas no son sino acciones inferiores que permitirán a su autor renacer en los cielos o en esta tierra. Todavía llevan la marca del mundo y son como sombras que siguen a los objetos. Una acción verdaderamente meritoria está llena de pura sabiduría, perfecta y misteriosa, su naturaleza real está más allá del alcance de la inteligencia humana.
– Entonces, ¿cuál es el primer principio de la Santa Doctrina?
– Nada puede ser calificado de santo en el principio que es por definición vasto y vacío.
– ¿Quién es, pues, el que tengo delante de mí?
– Lo ignoro.
Bodhidharma consideró prudente trasladarse al reino del norte. En el reino del norte, donde reinaba T’ai Wu-ti, de la dinastía Wei, el budismo se había extendido tanto y los monasterios eran tan poderosos, que el emperador consideró necesario una persecución del budismo.
Bodhidharma, ante esta situación se retiró al monasterio Shao-lin, donde practicó la meditación sentado ante un muro durante 9 años.
La segunda anécdota es que un día un monje llamado Seng-k’o fue a pedirle su enseñanza. Bodhidharma no le hizo el menor caso. Desesperado, Seng-k’o se cortó el brazo izquierdo y lo ofreció ensangrentado a Bodhidharma, que consintió, por fin, impartirle enseñanza.
Evidentemente se trata de una narración simbólica para expresar que la doctrina no se entrega a cualquiera y que la determinación del discípulo debe ser extrema. Lo que Seng-k’o tenía que cortar eran todos los conocimientos que había adquirido, sus antiguas maneras de pensar, que no hacían más que obstruir el acceso directo a la verdad.
Se entabló, cuenta la leyenda, el siguiente diálogo:
– La enseñanza de todos los Buda no debe buscarse a través de otro.
– Mi espíritu todavía no está pacificado. Te ruego, Maestro, purifícalo.
– Tráemelo y lo purificaré.
– Durante años lo he buscado, pero todavía son incapaz de captarlo.
– Pues bien, helo aquí pacificado de una vez por todas.
El discípulo se quedó con Bodhidharma 6 años.
Se desconoce con certeza el fin de Bodhidharma, unos dicen que fue envenenado por monjes competidores; otros que fue ejecutado; otros que marchó a pie otra vez a la India.
El escrito Tratado de Bodhidharma fue redactado por el discípulo Tan-lin. El discípulo había registrado las palabras y los hechos del Maestro y los recopiló en el Tratado al que pertenecen los dos textos que vamos a estudiar. Es considerado como el texto más antiguo del budismo chan; quinientos años después de la llegada del budismo a China y mil años desde el Buda.
Acercamiento a Bodhidharma desde el «Tratado del linaje de la fe» y el «Sermón del despertar» en: Bodhidharma «Enseñanzas Zen» Ed. Kairós 1995 Barcelona
Para acercarnos a Bodhidharma, será preciso adentrarnos en unas pocas nociones básicas que él y la tradición chan utilizan para apuntar lo que en nuestra terminología llamamos dimensión absoluta de la realidad.
Los términos más usados para referirse a la dimensión absoluta son “mente”, “vacío”, “naturaleza original”, “buda”, todos ellos entrelazados y utilizados de manera tal que no permitan quedar atrapado en ninguna de estas caracterizaciones. Bodhidharma y la tradición chan empujan a salir de la epistemología mítica mediante el uso de afirmaciones seguidas de negaciones sobre un mismo tema, como tendremos ocasión de mostrar en este trabajo.
La “mente” como expresión de la D.A. – D.A. dimensión absoluta-
Antes de entrar en el uso del término “mente” como expresión de la D.A., deberemos hablar de la mente entendida como sexto sentido pues así es como la toma el budismo. (Algunas de las ideas que se exponen en este trabajo son fruto del seminario sobre los sermones de Bodhidharma realizado en CETR durante el curso 2009-2010)
La antropología budista, con arranque en la India, considera que el hombre tiene seis sentidos: gusto, tacto, olfato, oído, vista y la mente, como sexto sentido. La mente se puso a la misma altura que el resto de los sentidos.
La mente sexto sentido no es la mente razonadora, aunque la mente razonadora sea una capacidad, una especialización de la mente sexto sentido. El uso de la mente como razonadora resulta inepta para todo lo axiológico y para lo cualitativo, aunque puede ser un instrumento sumamente útil en manos de la mente sexto sentido como la utiliza Bodhidharma.
La mente sexto sentido, como los demás sentidos, capta la realidad conformándola, como lo hace la vista, el oído, el tacto y el gusto. Y lo hace primariamente en función de nuestras necesidades individuales y colectivas.
Pero al igual que pasa con los demás sentidos, también la capacidad de conformación de la mente se extenderá a una conformación puramente gratuita, sin ninguna pretensión utilitaria, en las artes, en algunas formas de filosofía, en gran parte de la ciencia y en la espiritualidad.
De esa mente sexto sentido, conformadora gratuita, surgen todas las grandes preguntas, las espirituales, las filosóficas, las científicas y las artísticas, como preguntas diferentes sobre una misma realidad.
Cuando la mente sexto sentido se aplica a la realidad sin pretensión utilitaria, no lo hace separada del sentir sino como parte de él.
La mente de la que surgen las grandes preguntas no es la puramente razonadora, es la mente en su función conformadora gratuita que se asombra. El punto de arranque de la mente sexto sentido es el asombro; un asombro que nace de la alerta y despierta el interés y la curiosidad gratuita. Desde ese asombro puede partir también el trabajo de la mente razonadora. Su razonar, entonces, no tiene pretensión utilitaria, quiere comprender porque sí, porque eso que asombra está ahí.
Ese razonar ya no está al servicio del comprender como acotador, objetivador, enmarcador de las realidades en una concepción teórica, sino que está al servicio del asombro. Parte del asombro, razona con todo el poder de la mente, para asombrarse con mayor profundidad.
En este caso, la mente sexto sentido que razona, lo hace para advertir con mayor claridad, para “reconocer”, para sentir desde los cinco sentidos y desde la mente como sexto sentido. Eso será reconocer con todo el ser “lo que es”, será un sentir con la profundidad de la mente.
Después del trabajo de la mente que arranca del asombro y razona hasta agotar sus posibilidades, hasta agotarlas por completo, se puede afirmar que las puertas están abiertas para que todos los sentidos estén llenos de lucidez y que la lucidez esté llena de sentir.
Se trata de un uso de la mente en su capacidad razonadora para librarse de la simplificación, adaptación y conformación de lo real a nuestra pequeña medida, para que pueda entrar en todo nuestro ser la plenitud de la noticia y el asombro de lo que es, que nos incluye a nosotros mismos; para que pueda llegar la plena lucidez a todo nuestro ser frente a lo innombrable, lo que es, nadie, nada, todo, vacío, mente, los universos inmensos, lo inconcebible para un pobre viviente del planeta tierra.
Una vez aclarado este punto entremos en el texto. Bodhidharma dice que toda la realidad es mente. Una mente que es universal, atemporal, y que siéndolo todo no tiene forma alguna ni admite limitación alguna. Y precisamente porque no admite ninguna acotación ni objetivación es vacía. Por consiguiente esta manera de utilizar el término mente deja explícito que no se trata de ninguna descripción. (Los textos entre corchetes son nuestros)
[29] “La mente es el buda y el buda es la mente. Más allá de la mente no hay buda, y más allá del buda no hay mente. La naturaleza de la mente de un buda es básicamente vacía”.
“….allí donde no llega el lenguaje, ésa es tu mente”.
[47] “El camino no tiene forma ni sonido. Es como cuando se bebe agua: sabes lo fría o caliente que está pero no puedes explicárselo a los demás”.
[47] “Tratar de encontrar un buda [la mente] es como tratar de coger el aire. El aire tiene nombre pero no tiene forma. No es algo que pueda cogerse y ponerse en el suelo. Y ciertamente no se puede aprehender”.
Nada escapa a la condición de mente, por lo que también la mente de cada uno de los individuos es la gran mente. Incluso el cuerpo mortal es mente.
La mente siéndolo todo, es decir no siendo nada separado de lo existente, no está afectada por la ley de causa y efecto. Más allá de la mente que es vacío absoluto, no hay nada, es imposible ir más allá.
[27] “Cualquier cosa que haces, que eres, es tu mente real, eso es tu buda real. Esta mente es el buda y quiere decir lo mismo. Aparte de esta mente no encontrarás, otro buda”
“Si utilizas la mente para buscar un buda, no verás al buda. Mientras busques al buda en otra parte nunca podrás ver que tu propia mente es el buda. No uses un buda para venerar a un buda y no utilices la mente para invocar a un buda”.
[33] “Pero tal vez creas que puedes encontrar tu naturaleza búdica separada de tu naturaleza mortal; ¿dónde la encontrarás? Nuestra naturaleza mortal es nuestra naturaleza búdica. Un buda está libre de causa y efecto”.
[No siendo nada separada de lo existente, la mente está libre de causa y efecto.]
Esa mente no es nada que se pueda tomar, ni acotar, ni objetivar frente a algo o alguien. Es inacotable, no-dual, eso es la “naturaleza original” de todo lo existente. A eso se le llama “buda”. Desde esta perspectiva hablar de buda, de naturaleza búdica e incluso de mente como algo concreto es ignorancia, es moverse en la dimensión dual, la dimensión relativa. Es estar en la epistemología mítica, es tomar lo que dicen las palabras como realidad.
La gran mente no dual al servicio del sujeto se muestra como dual, pero como la mente original es lo único existente, la mente dual no tiene existencia autónoma.
[27] “Más allá de la mente no hay buda, y más allá del buda no hay mente. ¿Dónde está ese buda que crees más allá de la mente? Si no hay buda más allá de mente, ¿por qué tratar de encontrar uno? No podrás conocer tu mente real mientras estés embelesado por una forma carente de vida.
Cualquier entidad que uno da por existencia individualizada es creación de la mente dual, pero es no existente puesto que todo lo que hay es ese “vacío absoluto” que es como mente.
[31] “La verdad es que no hay nada que encontrar”. En los sutras de dice: “el buda es lo que está libre de toda forma”. (sutra es el nombre genérico que se da a los discursos de Buda)
Lo no-dual es vacío absoluto por ello podemos decir que la mente individual es vacío absoluto y que el buda es vacío absoluto: todo es vacío absoluto. Mi mente es la gran mente al servicio de mi cuerpo que para sobrevivir en el medio y satisfacer sus necesidades tiene que suponer ser una entidad. Pero no hay más que la gran mente. Las funciones de la mente tales como crear formas, la capacidad de distinguir cosas, objetivar, son esa mente.
[47] Responder, percibir, arquear las cejas, parpadear, mover las manos y los pies, todo ello es tu naturaleza milagrosamente despierta. Y esa naturaleza es la mente. Y la mente es el buda. Y el buda es el Camino.
[61] El buda es tu cuerpo real, tu mente original. Pero esa mente no está fuera del cuerpo material.
La gran mente, cuando está al servicio de un organismo vivo, ni sirve a nadie, ni el organismo al que parece servir es algo distinto de la mente. Aunque la mente se manifiesta en formas y distingue cosas, no tiene forma, ni acotaciones, ni límites; por eso dicen los sutras que las formas del buda, que hemos visto que es el vacío, son ilimitadas, y así es también la conciencia. Por tanto las formas que crea la mente y la mente, no son más que mente.
[43] Nuestra propia naturaleza es la mente. Y la mente es nuestra propia naturaleza. Esta naturaleza es la misma que la mente de todos los budas. Los budas del pasado y del futuro sólo han transmitido esta mente. No hay buda más allá de esta mente. Pero los que viven en el pensamiento ilusorio no se dan cuenta de que su propia mente es el buda y no dejan de buscar fuera de ellos. Nunca dejan de invocar o venerar a los budas y de preguntarse: ¿Dónde está el buda? No te abandones a estos engaños. Conoce tu mente. No existe ningún buda más allá de tu mente. En los sutras se dice: «estés donde estés, allí hay un buda». Tu mente es el buda. No utilices un buda para venerar a un buda.
La mente es nuestra naturaleza, y es la naturaleza de todo, de todos los budas. No hay naturaleza propia más allá de esta mente, y esta mente es la naturaleza búdica. Si conoces tu mente conocerás la verdadera naturaleza de todo. Así no busques en otra parte, no busques fuera, no veneres nada externo.
La gran mente no puede encontrarse separada de la mente y sus creaciones. Ello va a implicar verlas vacías como el absoluto vacío tomando forma: la forma es vacío y el vacío es forma, expresión budista clásica.
[73] Ver nada y comprender nada es conocer el Dharma, porque ver no es ver ni no ver y porque comprender no es comprender ni no comprender. Ver sin ver es verdadera visión. Comprender sin comprender es verdadera comprensión. ( dharma aquí significa enseñanza de Buda, en sentido amplio indica «la verdad»)
[41] Algo tan difícil de percibir sólo es conocido por un buda y por nadie más. Sólo un sabio conoce esa mente, llamada liberación. Vida y muerte no pueden refrenar a esa mente, nada puede…sus nombres varían pero no su esencia.
[63] Dicen los sutras: “Id más allá del lenguaje. Id más allá del pensamiento”.
[49] Las doctrinas son palabras. No son el camino.
En los textos que hasta aquí han ido apareciendo queda claro que Bodhidharma habla fuera de la epistemología mítica y con la pretensión de sacar al lector de ella. Afirma lo que niega y niega lo que afirma.
El término “vacío” como expresión de la D.A.
Todo está vacío de las conformaciones que hace tu mente de la realidad en función de tus necesidades, por tanto todas las formas son tuyas, no son de la realidad. La realidad es sin forma.
La vida y la muerte, indagadas juntas, muestran que todo es vacío de entidad propia y que porque es vacío de entidad propia no hay ni nacer ni morir.
[31] …ir a la raíz de la vida y la muerte.
[69] Ver la muerte como algo diferente de la vida o el movimiento como algo diferente de la inmovilidad es ser parcial. Ser imparcial significa ver el sufrimiento como algo no diferenciado del nirvana, porque la naturaleza de ambos es el vacío.
Todo es mente y todo es vacío por ello no hay posibilidad ninguna de definición. Todo está vacío y ese vacío es la “naturaleza búdica”. Así pues toda expresión, toda palabra resulta completamente inadecuada para mentar al absoluto vacío: pensar en entidades sagradas como el Buda es caer en la dualidad de sujetos y objetos.
[43] Si ves un buda, un dharma y concibes respeto hacia ellos, te relegarás a ti mismo al reino de los mortales. Si buscas la comprensión directa no te aferres a ninguna apariencia, sean las que sean, y lograrás el éxito.
[43-45] los que viven en el pensamiento ilusorio no se dan cuenta de que su propia mente es el buda y no dejan de buscar fuera de ellos….Tu mente es el buda…Aunque de repente apareciese ante ti un buda, no necesitarías hacer reverencia alguna. Nuestra mente es vacío y no contiene esas formas. … ¿por qué venerar ilusiones nacidas de la mente?…. tu mente es básicamente pura….. Tu mente es esencialmente vacío. Todas las apariencias son ilusorias. No te aferres a las apariencias.
La propuesta es ver la propia naturaleza, pero si a esto se le añade que es vacío, el resultado es que no se la puede situar en la epistemología mítica porque Bodhidharma va a empujar para que nadie pueda quedar atrapado en ninguna conceptualización del vacío.
«Nuestra mente es vacío y no contiene formas» Si la mente es vacío, aquello que pueda crear solo puede ser vacío, es por ello que las formas que ve y percibe la mente son solo ilusiones. Por tanto toda lo que apercibimos es ilusorio, no tiene sentido venerar lo ilusorio. Venerar budas indica no haber comprendido la realidad. La naturaleza esencial no tiene ninguna forma. La orientación que se da es la de no aferrarse a las formas, claramente ello arrastra fuera de la epistemología mítica.
La gran mente, que es tu cuerpo y tu mente, nunca nació ni murió, ni apareció ni desapareció, ni aumentó o disminuyó. Es el absoluto vacío, sin principio ni fin. Luego, la mente que es absoluto vacío, no es ni pura ni impura, ni buena ni mala, ni tiene pasado ni futuro, porque está fuera del tiempo y de toda categorización.
[43] Ese cuerpo real es tu mente. Y esa mente nunca ha cambiado a través de innumerables kalpas carentes de principio. Nunca vivió ni murió, ni apareció ni desapareció, ni aumentó o disminuyó. No es pura ni impura, buena o mala, pasada o futura. No es verdadera ni falsa. No es masculina ni femenina. Ni monje ni laico, ni sabio ni ignorante. No tiene apariencia de buda o mortal. No tiene fuerza o forma. Es como el espacio, no puedes poseerlo y tampoco perderlo. Es una mente sutil y difícil de ver. No es la misma que la mente sensual. ( kalpa período largo de tiempo similar a un eón.)
Toda forma es impermanente. La realidad de las formas sólo está en la mente de un viviente, lo que verdaderamente es, está vacío de toda forma por consiguiente está más allá de permanencia o impermanencia. Por tanto tu verdadera realidad es el vacío absoluto, porque no hay nada de lo que consideras que es.
[43] En los sutras se dice : «Todas las apariencias son ilusorias». No cuentan con existencia propia ni forma constante. Son impermanentes. No te aferres a las apariencias y serás una única mente con el Buda. En los sutras se dice: «El buda es lo que está libre de toda forma».
Todas las formas no tienen existencia propia ni forma constante. Son impermanentes. Una manera de dar fundamento a la epistemología no mítica es ver la impermanencia radical de lo que damos por realidad. Sin epistemología mítica uno abandona la idea de ser un individuo y solamente puede ser la mente única.
El vacío es el buda que es tu cuerpo real, y el buda es tu mente original. Esa mente original es sin forma, sin características. Tu cuerpo es la mente original, es eso y solo eso, no es la interpretación que haces de él como causa y efecto, como tendones y huesos.
La mente original, que es mi ser propio, es el vacío de todas las formas, vacío de toda posible objetivación, representación, individuación.
[47] Alguien que ve su naturaleza es un buda y como el cuerpo de un buda es intrínsecamente puro y sin mácula, y todo lo que dice es una expresión de su mente, que es básicamente vacío, un buda no puede encontrarse en palabras o en cualquier parte del Canon Décuple.
Esa mente, vacía, no puedes poseerla, porque ni tú eres alguien, ni ella tampoco. Ni la mente es algo diferente de esto, ni esto algo diferente de la mente, porque ser o no ser aún es dualización.
La mente original no está fuera del cuerpo material, el cuerpo no es otra cosa que la mente, no es que el cuerpo sea algo que posea mente. El cuerpo es la mente y la mente es el cuerpo. El cuerpo no tiene naturaleza propia fuera de la naturaleza de la mente original. Nada tiene naturaleza propia fuera de la naturaleza original de la mente.
Todo lo que nuestro cuerpo hace, el lenguaje, el comportamiento, la percepción, la capacidad de comprensión y conceptualización, son todas funciones de la mente asombrosa, formas de la mente.
[61] El lenguaje y el comportamiento, la percepción y la concepción son todas funciones de la mente asombrosa. Todo movimiento es movimiento de la mente. [El ego es una de esas funciones].
En las formas estoy viendo al vacío porque el vacío son las formas Nada hay frente a la naturaleza búdica ni siquiera lo que llama Buda los tres venenos: el odio, la codicia, y la ignorancia; los tres venenos son la naturaleza búdica o mente original o vacío. Evidentemente esto supone el fin de la epistemología mítica.
[63] «Los sutras nos hablan de mover sin movimiento, de viajar sin viajes, de ver sin visión, de reír sin risa, de oír sin oído, de conocer sin saber, de ser felices sin ser felices, de caminar sin andar, de pararnos sin detenernos. Y dicen los sutras: “Id más allá del lenguaje. Id más allá del pensamiento”. Básicamente, el ver, el oír y el saber son completamente vacíos. Tu odio, alegría o dolor son los de una marioneta. Puedes buscar pero no hallarás nada.»
[49] La Verdad esencial está más allá de las palabras, las doctrinas son palabras. No son el Camino. El Camino carece de palabras. Las palabras son ilusiones….No concibas placer en ellas. Todas son cunas que conducen al renacimiento. …Un momento de duda y te hallarás bajo el embrujo de los demonios.
Si se comprende que todo es creación de la mente no tendrá sentido aferrarse a la realidad que ella ha creado. Aferrarse a formas incapacita para tomar conciencia del vacío de la propia naturaleza. Claramente si la verdad esencial no puede quedar bajo ninguna formulación no va a ser posible la epistemología mítica. Se propugna una postura que no permite la epistemología mítica.
La “naturaleza original o búdica” de los individuos como expresión de la D.A.
Si te aferras a algo, serás inconsciente de tu propia naturaleza vacía. Si te aferras a algo, es porque crees que ese “algo” es. Hay formas, pero todas están vacías, porque sólo son mente, sólo son el buda. Todo esto es, en Bodhidharma, método para alejar de la epistemología mítica.
[49] Si sabes que todo proviene de la mente, no te aferres. Una vez aferrado eres inconsciente. Pero cuando ves tu propia naturaleza, todo el Canon no es más que prosa. Sus miles de sutras y sastras sólo apuntan a una mente clara. La comprensión aparece entre líneas. ¿De qué sirven las doctrinas?
Sin aferrarse a nada, sin apego, todo es simplemente; entonces uno mismo es desnudez absoluta, vacío, nada, ninguna individualidad, ninguna objetividad, ninguna subjetividad. Dicho de otra manera: la objetividad absoluta, que es sin delimitación de ningún tipo, equivale al vacío más completo. La subjetividad absoluta, al implicar ninguna delimitación es equivalente al vacío. Lo mismo podríamos decir de la individualidad absoluta (Dios) que al no tener delimitación de ningún tipo es equivalente al vacío absoluto.
La naturaleza original es la naturaleza búdica que es nuestra propia naturaleza: esto es aquello, aquello es esto. No hay naturaleza búdica más allá de nuestra naturaleza mortal. Y nuestra naturaleza mortal es la naturaleza búdica porque está vacía, está más allá de causas y efectos, y por consiguiente no se puede alcanzar pues es la perfecta no-dualidad vacía. Despertar a la no dualidad no puede asimilarse a alcanzar algo puesto que implicaría parcialidad: obtener algo supondría dualidad no vacío absoluto.
[27] Tratar de encontrar un buda o la iluminación es como tratar de coger el aire
[29] …la mente es el buda. … Si utilizas la mente para buscar un buda, no verás al buda. Mientras busques al buda en otra parte nunca podrás ver que tu propia mente es el buda. No uses un buda para venerar a un buda y no utilices la mente para invocar a un buda. Los budas no recitan sutras. Los budas no guardan los preceptos. Y los budas no rompen los preceptos. Los budas ni guardan ni rompen nada. Los budas no hacen ni bien ni mal.
Para encontrar un buda debes ver tu propia naturaleza. Quien ve su naturaleza es un buda.
La expresión «verdadera naturaleza» apunta a reconocer aquello que en el recitar no recita, en el cumplir preceptos no cumple, en el saltarse los preceptos no se salta nada, en el hacer no hace.
[51] Para entender esa mente tienes que hacer sin hacer.
[33] Cualquiera que vea su naturaleza propia es un buda; cualquiera que no la vea es un mortal. …. Nuestra naturaleza mortal es nuestra naturaleza búdica. No hay buda más allá de esta naturaleza. El buda es nuestra propia naturaleza. No hay buda separado de esta naturaleza, y no hay naturaleza separada del buda.
La verdadera naturaleza no está separada de la naturaleza mortal. La naturaleza mortal es la naturaleza búdica. No hay buda más allá de la naturaleza mortal: soy buda, buda es mi naturaleza, no hay naturaleza más allá de buda.
La verdadera naturaleza no está afectada por causa y efecto, ni por la retribución de los actos; no alcanza nada por el nacimiento ni la muerte, ni está afectado por la inercia de actos pasados; ni por la concentración, ni por el conocimiento.
La verdadera naturaleza no es parcial, es vacía, ni pura ni impura, libre de tener que alcanzar algo, libre de métodos, prácticas, libre de obtenciones, libre de causa y efecto.
Sólo el sabio conoce esa mente, que es la naturaleza de la verdad, la naturaleza del camino y la liberación. La naturaleza de la verdad, la naturaleza del camino y la liberación son lo mismo. Todo ello es salir de la individuación que es salir, también, de la epistemología mítica.
[41] Los que viven en el pensamiento ilusorio [no ven su propia naturaleza], no saben quiénes son.
Esa propia naturaleza que es vacía, existe sin existir porque hablar de existir y no existir está en el ámbito de la dualidad. Por tanto, en ella todo es forma y es sin forma, ¿no es esto salirse de la epistemología mítica?
[43] Pero el cuerpo real existe sin existir, porque el cuerpo del tathagata nunca cambia
(tathâgata nombre que se da a aquel que ha encontrado la verdad.)
[71] Cualquiera que sepa que la mente es una ficción y está vacía de cualquier cosa real, sabe que su propia mente ni existe ni no existe…los budas ni crean ni niegan la mente.
Tu naturaleza propia es vacía. Y esa naturaleza vacía es la mente. Y la mente es el buda. Y el buda es el camino. Y el camino es la iluminación. Y en la iluminación no hay nada extraordinario porque es esto mismo sin epistemología mítica.
[77] Alguien que busca el Camino no busca más allá de sí mismo pues sabe que la mente es el Camino. Pero cuando busca la mente no encuentra nada. Y cuando encuentra el Camino no encuentra nada….Cuando se vive en la ignorancia existe la budeidad. Cuando eres consciente, no existe tal cosa. Y es así porque la conciencia es la budeidad.
La naturaleza búdica es lo que nosotros llamamos inadecuadamente la experiencia de la dimensión absoluta de la realidad. Decimos «inadecuadamente» porque no hay nadie que experimente, ni nada que experimentar.
Esta es la posibilidad de nuestra condición humana, esta es nuestra verdadera naturaleza. Quienes ahogan esa dimensión en sí mismos y en otros, están atentando contra la esencia de nuestra condición.
Quien reconoce su naturaleza original, vacía de toda individualidad, de toda subjetividad y objetividad, se sitúa en la unidad. Por ello aunque actúe, no actúa, su hacer es un no-hacer, su acción es pura gratuidad, unidad que es benevolencia sin condiciones.
[59] En la India, los veintisiete patriarcas sólo transmitieron la impresión de la mente. Y la única razón por la que vine a China fue para transmitir la enseñanza instantánea del Mahayana: Esta mente es el buda.
[27] La enseñanza de los budas del pasado y del futuro es de mente a mente, sin preocuparse por definiciones.
Iluminación o despertar
La iluminación o el nirvana no están más allá de la mente individual. No es el estado de conciencia de nadie, no ocurre a nadie, porque no hay nadie. No busques un buda más allá de esta mente tuya. No hay alteridad ninguna entre tu mente y el buda.
[35] Un buda no es un buda. No pienses en budas. Un buda es alguien que hace nada.”
Si no se atina a ver de qué se está hablando, nunca se conocerá la propia mente. Si no se atina a ver que se habla del vacío y que quien habla es vacío, y que el vacío ni muestra al vacío, ni logra el vacío, todos los esfuerzos serán vanos porque se moverán en el orden de los sujetos y los objetos, de los efectos y las causas, de lo que nace y muere, de la ilusión de la dualidad.
[73] La gente capaz de verdadera visión sabe que la mente es vacío, trascienden tanto comprensión como no comprensión. La ausencia de comprensión es verdadera comprensión.
Mediante la verdadera visión nada es visto y nada es no visto. Dicha visión penetra en todas direcciones sin ver: porque nada es visto; porque no es visto, se ve [en la forma]; porque es visto [la forma] no se ve. Lo que ven los mortales son ilusiones. La verdadera visión está desapegada del ver.
Ver nada, es percibir el Camino y comprender nada es conocer el Dharma, porque ver, no es ver ni no ver y porque comprender, no es comprender ni no comprender. Ver sin ver es verdadera visión. Comprender sin comprender es verdadera comprensión (pura comprensión). La verdadera visión no es sólo viendo, también es ver sin ver. Y la verdadera comprensión no es sólo comprender comprendiendo, también es comprender no comprendiendo. Si lo comprendes todo entonces es que no comprendes. Sólo cuando comprendes nada es verdadera comprensión. Comprender es ni comprender ni no comprender.
[27] Es imposible buscar la Iluminación o el nirvana más allá de la mente. Tu mente es el nirvana. Puedes pensar que encontrarás un buda o la iluminación más allá de la mente, pero ese sitio no existe.
[35] Para alcanzar la iluminación debes ver tu propia naturaleza. A menos que veas tu propia naturaleza, toda esa conversación sobre causa y efecto es una tontería. Un buda está liberado de causa y efecto. Decir que alcanza algo es calumniarlo. La naturaleza de su mente está básicamente vacía.
[37] Alcanzar la iluminación sin ver la propia naturaleza es imposible.
[75] Cuando la mente no existe, tanto comprender como no comprender son verdad. Cuando la mente existe, comprender y no comprender son falsos.
Quien sepa que nada depende de nada habrá encontrado el Camino. Y quien sepa que la mente depende de nada siempre está en el lugar de la iluminación.
Se propone una indagación con la razón hasta comprender la naturaleza vacía de todo y que esa naturaleza vacía es el buda. Esto es utilizar la razón para salir de la epistemología mítica.
[75-79] El desapego es iluminación porque niega las apariencias.
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Ver la forma sin ser corrompido por la forma o escuchar un sonido sin ser corrompido por el sonido es la liberación. Los ojos y los oídos que no se aferran a las formas son las puertas del zen. Aquellos que perciben la existencia y la naturaleza de los fenómenos y permanecen sin aferrarse son liberados.
Percibir el vacío es ser vacío. Sólo despertando del sueño de creerse alguien venido a este mundo y que un día debe partir, puede conocerse y percibirse la sutilidad de nuestra naturaleza propia, que es el absoluto vacío. Esa es la pretensión de la epistemología no mítica en Bodhidharma.
La iluminación, el nirvana es la única libertad, la que deja que todo sea, tal como es, sin aferrarse a nada. Si todo simplemente es, sin que provoque apego, el cuerpo despierta a su verdadera naturaleza, que es desnudez absoluta, vacío, nada, ninguna individualidad, ninguna objetividad, ninguna subjetividad.
[67] Liberarse uno mismo de las palabras es liberación”. “No crear ignorancia es liberación, la no aflicción es el nirvana”.
La budeidad proviene de una mente libre de sufrimiento. Estar libre de sufrimiento no significa estar libre de dolor. Estar libre de sufrimiento es estar libre de no aceptación.
[79] Liberación significa no estar sujeto a la aflicción. No hay otra liberación
[81] Cuando la mente alcanza el nirvana, no se ve el nirvana [pues supondría dualidad], porque la mente es el nirvana. Si ves el nirvana en algún sitio fuera de la mente, te engañas a ti mismo.
La iluminación es ver tu verdadera naturaleza, si no la ves, invocar budas, recitar sutras, hacer ofrendas y mantener preceptos, no tiene valor alguno, es más, te mantiene en el error. ¿Por qué? Porque te mantiene en la dualidad. Te mantiene en el convencimiento de que eres alguien haciendo algo.
[35] – ¿Podría alcanzar la iluminación invocando a los budas, recitando sutras, haciendo ofrendas, observando los preceptos, practicando devociones o realizando buenas obras?
– No, no no puedes.
– ¿Por qué?
– Si finalmente consiguieras algo sería condicional…. Seria la retribución del resultado … Y mientras estés sujeto al ciclo del nacimiento y la muerte nunca alcanzarás la iluminación. Para alcanzar la iluminación debes ver tu propia naturaleza…. Un buda está libre de causa y efecto. Decir que alcanza algo es calumniarlo.
Sólo ver la propia naturaleza vacía es la verdad. Quien ve la verdad ni nace ni muere porque no es nadie.
[71] Nirvana significa no nacimiento y no muerte.
Todas estas afirmaciones están fuera de la epistemología mítica y arrastran fuera de toda epistemología mítica.
[47] El verdadero camino es sublime no puede expresarse mediante el lenguaje.
[31] La verdad es que no hay nada que encontrar. Pero para alcanzar una comprensión tal necesitarás un maestro y deberás luchar para llegar a comprender.
Nada que encontrar eso es el despertar, para descubrirlo hay que sudar.
Conclusiones sobre el uso de epistemología no mítica en el budismo chan
Bodhidharma cada afirmación que hace la niega y cada negación que hace la afirma para provocar la intuición de la dimensión absoluta de lo real más allá de toda posible interpretación.
Toda afirmación expresa dualidad, la dualidad es un hecho intrínseco al lenguaje. Y para no quedar atrapada en ella, Bodhidharma cada afirmación la usa para negar la anterior. Sabiendo que ninguna formulación, por ser dual, va a resultar adecuada para apuntar al vacío recurre a esta estrategia para intentar anular la dualidad que implica cada aserción. Esto es rigurosamente desarticular la epistemología mítica.
La caracterización de las nociones centrales budistas que hemos presentado hace patente que son un procedimiento metódico para alejar la mente y el sentir de la epistemología mítica. Dicho de otra forma, son método para desarticular, de forma definitiva, la interpretación de la realidad desde la epistemología mítica.
Afirmamos que en las sociedades de conocimiento, pasamos de una epistemología mítica a una no mítica, y que por consiguiente la espiritualidad tendrá que pasar, también, de una epistemología mítica a una no mítica. Bodhidharma demuestra que ello no es solo posible sino que hace milenios que se practica. Por consiguiente la vida espiritual en las nuevas sociedades, no pierde nada al desligarse de la epistemología mítica, sino al contrario: toda verdadera espiritualidad es trasladarse de una epistemología mítica a otra no mítica. O dicho de otra forma es trasladar el pensar y el sentir de la conformación de la realidad desde nuestras necesidades, a la dimensión absoluta de la realidad no relativa a nuestras necesidades.
Liberarse uno mismo de las palabras es liberación. Hasta que no se comprende que la liberación es liberarse de la dictadura que imponen las palabras, que es considerar como real lo que nombran, no hay liberación. Cuando uno se libera del criterio de realidad que imponen las palabras, que no dan por real más que lo que pueden objetivar, se libera incluso de sí mismo. Por ello es justa la afirmación “liberarse uno mismo de las palabras es liberación”.
Las doctrinas sólo sirven para señalar la mente, la naturaleza original, que una vez vista dejan de tener función. Cuando la epistemología mítica está en activo la función de las doctrinas no tiene final, en ningún momento se postula su desaparición. En cambio Bodhidharma presenta las doctrinas como mediación que deja de ser funcional en el momento en que se ve la propia naturaleza vacía. Las doctrinas son como barcas que se abandonan cuando se llega a la otra orilla.