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Culturas teístas y culturas no teístas.

Partiremos de un hecho indiscutible y reconocido por todas las culturas humanas, de una forma u otra: el acceso humano a una doble dimensión de lo real: Un acceso relativo a nuestras necesidades de vivientes, y otro no relativo a esas necesidades, que está ahí, porque sí, gratuito, absoluto en cuanto no hace referencia a nosotros.

Vamos a intentar estudiar en que difieren esas culturas, por qué difieren, en que coinciden y en qué se unifican, manteniendo las diferencias.

Empezaremos por reconocer las culturas teístas. Creen que hay un solo dios o varios dioses, en una cierta unidad, con una cierta jerarquía e incluso teniendo tendencias monoteístas en un claro politeísmo. Esas culturas son muy numerosas, variadas y prestigiosas: monoteísmos judíos, cristianos, musulmanes; politeísmos sumerios, babilonios, asirios, iranios, Egipto, Grecia, Roma, escandinavos, rusos primitivos, aztecas, incas, africanos, etc.

En estas culturas abundan los grandes textos espirituales.

Las religiones funcionan como PACs colectivos. Los PACs están construidos todos con el patrón de construcción PAC-R, que es un PAC de repetición del pasado, un PAC religioso y, por ello, sagrado, intocable, recibido de los dioses o de los antepasados sacralizados. Han durado miles de años y todavía están vigentes en muchos países. Estas culturas están siendo invalidadas y marginadas en gran parte por las sociedades industriales y excluidas por completo en las SC.

Respecto a las culturas no teístas, El Confucianismo no es propiamente una cultura teísta, aunque hable del dios del cielo. Las culturas no teístas son menos numerosas que las teístas, en cambio los movimientos espirituales no teístas son muy fuertes y de gran extensión. Me estoy refiriendo al Yoga en sus diferentes formas, a los movimientos vedanta-advaita, al budismo, al taoísmo clásico. Y lo más grave de la nueva situación es que la SC, por su estructura, no puede ser teísta.

En estas sociedades de conocimiento se da el reconocimiento explícito de la DA de nuestro acceso a la realidad, pero la espiritualidad no comporta la función de PAC, al no hacerlo la espiritualidad es laica, no sagrada, no recibida, no revelada, construida contando con la sabiduría de los maestros del pasado. Estas corrientes no obedecen al Patrón R, sino que trabajan con el Patrón C, patrón de construcción en todos sus asuntos.

En el caso de las SC, la espiritualidad tendrá que ser inevitablemente laica, y los PACs que deberán construirse para el buen funcionamiento de ese tipo de sociedades tendrá que realizarse desde el Patrón C, construidos por nosotros mismos, no recibidos de nada, ni de nadie.

Tanto en los ámbitos de las culturas teístas, como en las no teístas abundan los grandes textos que hablan de la DA y de cómo acceder a ella, individual y colectivamente.

¿Cómo comprender y compaginar estas versiones claramente contrapuestas de las maneras de representar y vivir la DA?

En las tradiciones teístas la DA y la DR aparecen separadas e interpretadas desde la EM como dos entidades distintas. En las corrientes no teístas, la dimensión absoluta de nuestro acceso a la realidad no aparece separada de nuestra dimensión relativa a nuestras necesidades. Lo representan como una sola realidad con dos dimensiones. Para su representación se excluye la EM.

A pesar de estas diferencias, coinciden las dos tradiciones en el reconocimiento de la DA de lo real.

La figura de Dios del teísmo es muy detallada, porque está insertada en la mitología propia de los PACs agrario-autoritarios y agrario-autoritario-pastoriles. Se figura a esa entidad como un dios todopoderoso, sabio, bueno, juez de vivos y muertos, providente, legislador, creador, etc. A pesar de todas esas cualificaciones, se afirma que es innombrable, inefable, más allá de todas nuestras capacidades de conceptualización y representación.

La DA de las tradiciones no teístas carece de esas concreciones y, es más, se le representa como “la no imagen”.

En las SC no podemos tener EM, ni nuestras construcciones de PACs podrán se construidos desde el PAC-religión, carecemos de creencias y no podemos tener un Dios, hemos de vivir una espiritualidad laica.

Pero desde esta espiritualidad no teísta se generan rasgos que se emparentan con la concepción teísta. Se dice que la DA es como conciencia, como mente, que es Brahman, Tao, no siendo entidades se les asigna un nombre. Se le llama antepasados, ancestros.

¿Hay alguna manera de concebir y vivir el no teísmo y el teísmo en las SC, que aproxime esas dos corrientes?

¿Hay en las SC una manera de comprender y vivir el teísmo y el no teísmo, como dos formas de representar la DA, que posibilite heredar la riqueza de la tradición teísta sin abandonar el no teísmo?

Si nos atenemos a lo que podemos considerar datos y derivados de estos datos:

-las dos corrientes reconocen explícitamente la DA,

-tanto Dios, como la DA o el misterio de los mundos son incognoscibles

innombrables, inflables,

-la DA, el misterio de los mundos es la fuente de todo lo que hay,

-todo es creación o forma de la DA, del misterio de los mundos,

-lo único que realmente es, es el Único, la DA, el misterio de los mundos.

De estos que consideramos datos o consecuencias de ellos podemos concluir que todos los seres hablan de la DA, nos dicen eficazmente las maneras de ser del misterio de los mundos, de la DA. Todo lo que existe son formas puras de la DA, sin entidad propia, sin individualidad, sin EM. Nada es “otro” de Eso único, ni Eso es “otro” de todo lo que hay.

La consecuencia es que a la DA, al misterio de los mundos, a Eso, se le puede tratar y vivir como si fuera un Dios, aunque no lo sea. No es un Dios, porque no es una entidad, ni una persona, pero las realidades y nosotros mismos hablan decimos de Eso. Dicen:

-que es bello, porque los cielos y la tierra y todo lo que las habitan son bellos;

-que es sabio, como la construcción de nuestro cerebro, nuestros ojos y todos los miembros de nuestro organismo que son obra de sabiduría;

-que es poderoso, como la inmensidad de poder de los mundos inmensos, de los mares, de las montañas;

-que es uno y diverso, porque todos los seres de nuestro mundo y de los cielos son una trama una y infinitamente diverso;

-que es dulce, como las flores y los pájaros;

-que es clemente y amante, como la tierra que nos envuelve;

-que nos nutre y protege de la inmensidad de las fuerzas de los mundos;

-que es amante como el amor;

-que es inmenso y luminoso, como los cielos;

-que es diminuto, como la vida microscópica;

-que es fiero y manso, como el mar;

-que es tierno, como un amante o un niño;

-que tiene iniciativas, como un humano;

-es suave y tormentoso, como el viento;

-que, como las rocas es recio, sólido;

-que es luz y sentir hondo, como la mente y el sentir humano.

Todo lo que vale la dulce vida y todas las criaturas de la tierra es Él, porque la DA es todo y es única.

Sabemos y le vivimos no como un Dios, sino una dimensión de nuestro vivir que esto mismo de aquí, pero sabemos que nada de lo que hay es “otro” de mí mismo, ni el misterio de los mundos es “otro” de mí mismo.

Puedo vivir y tratar a todo esto como un Dios, pero no es un Dios como lo concibieron nuestros antepasados.

Desde una cultura manifiestamente no teísta, no perdemos nada de Dios ni del teísmo.

Podemos vivir entre las dos tradiciones, sin conflicto, con facilidad, como si las dos herencias fueran las nuestras propias. No podemos mover entre una y otra sin fronteras, pero sabiendo las diferencias que crearon las diversas maneras de sobrevivir.

Todos los grandes textos de estas grandes tradiciones son nuestros, están abiertos y accesible a quienes quieran estudiarlos con interés y veneración.

Toda la sabiduría que los humanos acumularon en su larga historia es nuestra sabiduría, si aprendemos a leerla.

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