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EL AMOR DESARMADO

  Texto del patriarca de Constantinopla, Atenágoras I (1886-1972) “Hay que hacer la guerra más dura, que es la guerra contra uno mismo. Hay que llegar a desarmarse. Yo he hecho esta guerra durante muchos años. Ha sido terrible. Pero ahora estoy desarmado. Ya no tengo miedo a nada, ya que el Amor destruye el temor. Estoy desarmado de la voluntad de tener razón, de justificarme descalificando a los demás. No estoy en guardia, celosamente crispado sobre mis riquezas. Acojo y comparto. No me aferro a mis ideas ni a mis proyectos. Si me presentan otros mejores, o ni siquiera mejores sino buenos, los acepto sin pesar. He renunciado a hacer comparaciones. Lo que es bueno, verdadero, real, para mí siempre es lo mejor. Por eso ya no tengo miedo. Cuando ya no se tiene nada, ya no se tiene temor. Si nos desarmamos, si nos desposeemos, si nos abrimos…

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Fernando Pessoa, «Alberto Caeiro», «No creo en Dios»

No creo en Dios porque nunca lo he visto. Si el quisiera que yo creyera en él, seguro que vendría a hablar conmigo y entraría por mi puerta diciéndome: ¡Aquí estoy! Pero si Dios es las flores y los árboles y los montes y el sol y el luar, entonces creo en él, entonces creo en él a todas horas y mi vida entera es una oración y una misa y una comunión por los ojos y por los oídos. Pero si Dios es las flores y los árboles y los montes y el luar y el sol, ¿por qué llamarle Dios? Le llamo flores y árboles y montes y sol y luar; porque si él se hizo, para que yo lo viese, sol y luar y flores y árboles y montes, si se me aparece como árboles y montes y luar y sol y flores es porque quiere que…

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Fernando Pessoa, «Alberto Caeiro», «No creo en Dios»

No creo en Dios porque nunca lo he visto. Si el quisiera que yo creyera en él, seguro que vendría a hablar conmigo y entraría por mi puerta diciéndome: ¡Aquí estoy! Pero si Dios es las flores y los árboles y los montes y el sol y el luar, entonces creo en él, entonces creo en él a todas horas y mi vida entera es una oración y una misa y una comunión por los ojos y por los oídos.  Pero si Dios es las flores y los árboles y los montes y el luar y el sol, ¿por qué llamarle Dios? Le llamo flores y árboles y montes y sol y luar; porque si él se hizo, para que yo lo viese, sol y luar y flores y árboles y montes, si se me aparece como árboles y montes y luar y sol y flores es porque quiere que…

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