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«Alberto Caeiro» poema de El cuidador de rebaños
No creo en Dios porque nunca lo he visto. Si el quisiera que yo creyera en él, seguro que vendría a hablar conmigo y entraría por mi puerta diciéndome: ¡Aquí estoy! Pero si Dios es las flores y los árboles y los montes y el sol y el luar, entonces creo en él, entonces creo en él a todas horas y mi vida entera es una oración y una misa y una comunión por los ojos y por los oídos…
Vislumbres de lo real: religiones y revelación
Una pequeña selección de fragmentos [ Herder, 2007 ] (…) El efecto revelatorio comporta un triple descentramiento de las propias evidencias, tanto de las personales como de las aceptadas por el grupo: hacia la Realidad o el Ser trascendente, hacia los demás y hacia las cosas del mundo. Sin este triple excentramiento –que, en su fondo, es un único descentramiento, porque lo que hace es desplazar el propio centro hacia algo mayor que uno mismo- no hay revelación, sino repetición…
Meditando en los Alpes -por Erwin Schrödinger-
Erwin Schrödinger (Físico austríaco, 1887-1961) Supón que estás sentado sobre un banco en un camino de un paraje de los Alpes Altos. (...) Delante tuyo las cimas coronadas de nieve. Todo esto que ven tus ojos ha estado aquí, con pequeños cambios, desde hace milenios. Dentro de un ratito -no mucho tiempo- tú ya no estarás mientras que el bosque, las rocas y el cielo seguirán así invariables después de ti. ¿Qué es eso que te ha reclamado repentinamente de…
La verdad no es un hogar
La verdad no es una casa donde morar, porque ninguna expresión o formulación construye las paredes de su cerca. La verdad se escapa siempre de toda cerca. Quien la quiera poseer amurallándola, es tan necio como el que quiera levantar un muro en medio del océano. La verdad, como el océano, ignora las fronteras, deshace las tapias, es incontrolable.La verdad no es un techo, bajo el que protegerse, porque la verdad, como un huracán, levanta y se lleva todas las…
EL AMOR DESARMADO
Texto del patriarca de Constantinopla, Atenágoras I (1886-1972) “Hay que hacer la guerra más dura, que es la guerra contra uno mismo. Hay que llegar a desarmarse. Yo he hecho esta guerra durante muchos años. Ha sido terrible. Pero ahora estoy desarmado. Ya no tengo miedo a nada, ya que el Amor destruye el temor. Estoy desarmado de la voluntad de tener razón, de justificarme descalificando a los demás. No estoy en guardia, celosamente crispado sobre mis riquezas. Acojo…