Últimos artículos
La percepción del Ser
Shankarâchârya (maestro vedantino. India, s. VIII-IX) Como las flores de una guirnalda sostenidas todas sobre un mismo hilo, los cuerpos, del primero al último, se sostienen todos continuamente en Mí. Del mismo modo que al hilo no le afecta el orden de las flores, Yo, uno y omnipresente, no soy afectado por el orden de los cuerpos. Cuando las flores son destruidas, el hilo no es destruido; cuando los cuerpos son destruidos, Yo, eterno, no soy destruido. A pesar…
Aprender a mirar, para poder ver
Es cierto que el mundo es lo que vemos y, sin embargo, tenemos que aprender a verlo. (Merleau-Ponty) Josep M. Esquirol*A menudo, del contraste de la vista con el oído se pasa enseguida al contraste entre la imagen (lo que se ve) y la palabra (lo que se escucha), para luego insistir en que, mientras la imagen lo da todo hecho, la palabra exige mucho más de nuestra parte. Mientras la imagen nos afecta dejándonos más bien pasivos, la palabra…
Los maestros de la otra dimensión del silencio
El camino que enseñan los Maestros, que es el camino al silencio, es un “no-camino” porque el camino al “Sin forma” no tiene forma. Se va al silencio por el silencio. Los caminos que los maestros dibujan en el suelo de las formas con sus recomendaciones y sus métodos, sólo tienen la finalidad de invitarnos a “atinar a caminar” por la vía sin forma del silenciamiento completo. La vía que enseñan los Maestros no pasa por la sumisión a…
«Alberto Caeiro» poema de El cuidador de rebaños
No creo en Dios porque nunca lo he visto. Si el quisiera que yo creyera en él, seguro que vendría a hablar conmigo y entraría por mi puerta diciéndome: ¡Aquí estoy! Pero si Dios es las flores y los árboles y los montes y el sol y el luar, entonces creo en él, entonces creo en él a todas horas y mi vida entera es una oración y una misa y una comunión por los ojos y por los oídos…
Vislumbres de lo real: religiones y revelación
Una pequeña selección de fragmentos [ Herder, 2007 ] (…) El efecto revelatorio comporta un triple descentramiento de las propias evidencias, tanto de las personales como de las aceptadas por el grupo: hacia la Realidad o el Ser trascendente, hacia los demás y hacia las cosas del mundo. Sin este triple excentramiento –que, en su fondo, es un único descentramiento, porque lo que hace es desplazar el propio centro hacia algo mayor que uno mismo- no hay revelación, sino repetición…