Marià Corbí «No tenemos nada que hacer en esta hermosa Tierra, en este pequeño y maravilloso planeta; no tenemos otra tarea que cumplir que vivir para reconocer toda la maravilla que nos rodea. Vivimos para tener la posibilidad de reconocer. Reconocer es testificar que hemos visto y sentido lo que está frente a nosotros. Reconocer es decirle a todo que hemos advertido su presencia, que hemos visto su esplendor, su belleza, su inmensidad y que nos hemos maravillado de su existencia y la hemos amado. Ese es nuestro destino. Somos una chispa de luz que salta del fuego de la tierra, ilumina por unos instantes lo que le rodea y se apaga volviendo otra vez a la tierra. Hay chispas de luz grandes y pequeñas; brillantes e intensas o más tenues y débiles. No se nos pide que seamos lumbreras ni soles; no se nos pide que nuestra luz sea cegadora; sólo se nos pide que seamos lucidez y reconocimiento.» (p.176)
Poema de Josep Palau i Fabre: Passa la llum per amagats camins
Passa la llum per amagats camins
A JOAN TRIADÚ
Passa la llum per amagats camins
i arriba al cor de la tenebra:
per a la llum no hi ha confins,
arreu hi posa un toc de febre.
Ara la llum em ve de dins
i em crema els ulls i la palpebra.
S’afinen pàl.•lids violins
quan el matí la pau celebra.
Si em perdo mai, serà la llum
la que m’haurà per la mirada.
La llum em mira de besllum
i em fa l’ullet com una fada.
Me’n vaig amunt, car per la llum
l’ànima tinc endiumenjada.
(Poemes de l’alquimista. Proa, p.107)