Teresa Guardans dates a concretar
Colección Nº11. Ejercicios de Jñana Yoga
.
Este texto corresponde a los ejercicios propuestos por Marià Corbí a lo largo del fin de semana de práctica del Jñana Yoga o Yoga del conocimiento en Can Bordoi en enero de 2008. Se toman como textos de referencia el Yoga Vâsishta de Valmiki y el Mathnawi de Rumi.
.
Tema
Vamos a trabajar sobre la irrealidad del sentimiento de ego y sobre la necesidad de hacer pie en la dimensión de nuestro propio existir que está en nuestra propia interioridad, porque es nuestra verdadera realidad.
Lo haremos desde una doble perspectiva: trabajaremos la irrealidad del sentimiento de ego des de el Yoga Vâsishtha; y trabajaremos la necesidad de hacer pie en un nivel de nuestro propio interior desde Rumí.
.
EJERCICIO 1º.
El ego, raíz de la acción.
La acción tiene su raíz en el cuerpo que, a su vez, tiene su raíz en el sentimiento de ego.
La acción se enraíza y es para el cuerpo y se apoya en el sentimiento de ego ligado al cuerpo.
Si esta percepción del ego es abandonada, el ego deja de existir y la raíz de la acción queda completamente aniquilada.
Si el sentimiento del ego es abandonado, la raíz de la acción queda aniquilada.
Los que han conseguido esto, no desean poseer nada, ni renuncian a nada. Permanecen instalados en lo que es y sus acciones son espontáneas y no deliberadas; en realidad no
hacen nada.
Sin sentimiento de ego, quien actúa es Eso, libre de los deseos, temores y expectativas del ego. El cosmos, “lo que es” actúa libre de los proyectos interesados del ego, sin cálculos, espontáneo.
Como los objetos arrojados a una corriente, se mueven sin poder evitarlo, los que no sienten el ego actúan meramente con sus órganos y no con su ego que no sienten.
Para el que no siente el ego, ¿qué utilidad puede tener hacer o dejar de hacer una cosa?
La cesación de la conciencia de experiencia objetiva o acción, es el estado de equilibrio y ecuanimidad que se conoce como abandono de la acción.
Los que comprenden correctamente el abandono de la acción, estén activos o inactivos, no están haciendo nada.
Los que no sienten el ego, actúan sin actuar. Su acción no tiene consecuencias negativas ni para si mismos ni para otros. Su acción es el Ser actuando
Actuar sin sentir el ego, es pura gratuidad, ecuanimidad, indiferencia de los resultados. “El que es” actúa en nuestra acción y se ocupa de los resultados de la acción. La acción no es nuestra, porque no hay nadie que pueda apropiársela.
Para el que está en paz interior, el mundo entero es un bosque apacible; para el que está preocupado por miles de pensamientos, ese mismo mundo es un océano de dolor.
El que actúa sin actuar, porque ha abandonado el ego, carece de expectativas y está en paz. Para ese el mundo es un jardín.
Efectos del silenciamiento del ego.
Cuando el ego se tranquiliza, la apariencia objetiva se desvanece y la percepción objetiva no se produce, porque una lámpara sin combustible se apaga por sí misma.
Con el ego silenciado, no hay ni objetos ni percepción de objetos.
Cuando la lámpara del conocimiento objetivo no se alimenta con el combustible del ego y del sentimiento de posesión, lo que queda es el autoconocimiento.
Sin ego ni objetos, sólo queda el autoconocimiento. ¿Qué es el autoconocimiento? El conocimiento de que mi realidad no es mi condición de individuo corporal ni de ego, que mi realidad es sólo “Eso que es”.
El que no abandona el sentimiento de yo y mío, no conoce la renuncia ni la sabiduría ni la paz.
La renuncia no es renunciar a esto o a aquello; la renuncia es abandonar el sentimiento de yo y lo mío.
Esa renuncia es la fuente de la sabiduría y de la paz.
Pero uno puede desprenderse fácilmente del concepto de yo sustituyéndolo sin obstáculo por el concepto de que el ego no existe. ¿Por qué dudamos de ellos?
El yo, como substancia separada, no existe. Hay que asentarse profundamente en esa idea.
La conciencia es vacía como el espacio. Date cuenta de ello y permanece en silencio. Eso es el nirvâna.
Saber que mi conciencia no es la conciencia del yo, sino una conciencia no individual y vacía como el espacio, y permanecer en ese saber, eso es la sabiduría, eso es el nirvâna.
La misma percepción que te hace concebir la noción de ego, te permite en un abrir y cerrar de ojos la comprensión de la inexistencia de ese ego.
La percepción misma, que sustenta la noción de ego, puede llevarte a percibir que no eres nadie venido a este mundo.
El sentimiento del ego brota en el ser, como el movimiento brota en el viento.
Comprende y percibe que tu ego es sólo un leve movimiento de “Eso que es”.
En realidad, este sentimiento del ego no es distinto del ser, pues parece brillar a causa del propio ser que es su substrato real.
El ser que parece tener el ego, no es suyo, es del Ser mismo. Viéndose, le ve. Eso es el autoconocimiento.
El ser es en el ser, el infinito es en el infinito, la paz en la paz. Eso es todo; no hay mundo, mi mente, ni ego.
No hay individualidad alguna, ni dualidad, ni realidad fuera de Él. Quien comprende eso reside en el Ser sin calificación ninguna. Eso es la paz.
EJERCICIO 2º.
Sin sentimiento de ego no hay mundo objetivo.
Cuando surge el conocimiento que muestra la irrealidad del sentimiento del ego, no hay ninguna dificultad en resistir cualquier clase de problema o enfermedad.
Todos nuestros problemas provienen de nuestra identificación con el cuerpo y con su gestor el ego. Ni el cuerpo es una entidad autónoma, ni el ego algo substancial, real.
Porque cuando se destruye la semilla del mundo objetivo, que es el sentimiento del ego, ese mundo objetivo desaparece con ella y por lo tanto no hay tales problemas ni tal enfermedad o cualquier otro percance.
Sin sentimiento de ego no hay mundo objetivo. Los dos desaparecen simultáneamente. Cuando se sabe con certeza que no hay ni yo ni mundo, ¿qué problemas pueden haber?
Como un espejo queda velado por la humedad, el ser queda oculto por el irreal sentimiento del ego, que da lugar al resto de la experiencia objetiva.
“Lo que realmente es” queda velado por la construcción dual que precisa hacer el ser viviente para poder satisfacer su necesidad en el medio. No es nuestra construcción “lo que es”, si no lo que queda cubierto por el tejido de sujetos y objetos que sobreponemos a “lo que es”.
Cuando el ego desaparece, el ser brilla con luz propia, como el sol resplandece cuando las nubes que lo ocultan se desplazan en el cielo.
Cuando el sentimiento de ego desaparece, desaparece con él la trama de sujetos y objetos que ocultan la luz de la verdad que no es una formulación.
El sentimiento del ego que entra en contacto con el Ser, se disuelve como una figura de sal arrojada al océano.
Cuando apartamos de delante de los ojos las redes que teje el sentimiento de ego, aunque sólo sea un poco, la luz del Ser funde la pretendida realidad de lo que no es.
EJERCICIO 3º.
Tomamos las redes que teje nuestra necesidad como lo real, cuando la única realidad es Él.
Mientras dura el sentimiento del ego, el propio Brahman brilla como los diversos objetos con distintos nombres.
Mientras dura el sentimiento de ego creemos estar viendo sujetos y objetos, pero, en realidad sólo estamos viendo el deslumbrante brillo de Brahman mismo, directamente.
La ignorancia consiste en tener como entidades y creer que estamos viendo y experimentado a los sujetos y los objetos, cuando lo único que estamos viendo y experimentando es a Él.
Cuando el sentimiento del ego se detiene y cesa, Brahman brilla como la conciencia infinita que es.
Si apagamos el sentimiento de ego, reconociendo su irrealidad, todo lo que hay ante nuestra mente y nuestros sentidos se muestra como lo que es: conciencia infinita, sin individualidad, lo no-dual, “lo que realmente es”.
El sentimiento del ego es la semilla del universo. Cuando es quemada, las palabras como mundo, esclavitud o ego, carecen de sentido.
Del sentimiento de ego crece todo nuestro universo. Cuando se quema esa semilla de mundos, ya no hay más temor, ni sumisión, porque desaparece lo que la necesidad da por real.
Cuando la vasija se rompe, sólo queda la arcilla con la que se hizo, cuando el ego se disuelve, la diversidad objetiva se disuelve con él
Cuando la realidad del ego se reconoce como no real, desaparece la diversidad objetiva como diversidad de entidades, y sólo queda la diversidad sin fin “del que es”, que no es ninguna individualidad ni entidad, aunque no puedas decir que es nada.
La diversidad objetiva sólo se ve a la luz del ego, como los objetos se ven a la luz del sol que los alumbra.
El ego es el gran creador de realidades y diversidad objetiva. Sin sentimiento de ego no hay creación alguna porque desaparece toda dualidad.
No hay ninguna cosa que pueda sustituir el autoconocimiento, que es la percepción de la irrealidad del ego. No veo nada que pueda proporcionarte mayor bienestar.
El autoconocimiento es la percepción con la mente, el sentir y los sentidos todos de la irrealidad del ego.
Esa es la única puerta a la sabiduría y a la felicidad.
Quien ponga sus expectativas en cualquier otra cosa, yerra y pierde su tiempo y su vida.
Por consiguiente abandona el ego individual y capta tu verdadero ser como el universo en su conjunto.
Abandona tu sentimiento de ego, que es sentimiento de ser alguien, y capta tu verdadero ser, que es el universo entero y los multiversos.
Sabrás que tú eres todo, cuando comprendas que no eres nada. Esa comprensión de tu nada destrozará toda dualidad y, por tanto, las fronteras ficticias que te separan de “todo eso que es”.
Entonces podrás comprender que este universo es Brahman y nada más que eso.
Esa es la sabiduría, esa es la liberación, esa es la unidad. Todo es Él, el indefinible, y frente a Él no hay nada.
Libérate de todas las agitaciones causadas por los conceptos objetivos.
Quien sabe con su mente, su corazón y sus sentidos que todo es Brahman y sólo Brahman está libre de todos los problemas que genera la idea de ser un sujeto en un mundo.
El que no conquista su ego, no alcanza el estado supremo, pero, si tienes un corazón puro, la enseñanza espiritual penetrará en él como una gota de aceite en un tejido limpio.
¿Qué es tener un corazón puro? Buscar la Verdad sin doblez, sin pretender más que la Verdad misma.
El único remedio contra la enfermedad conocida como deseo sensible, es el firme abandono del deseo. Ni las medicinas, ni las peregrinaciones ni los mantras son de ninguna utilidad en ese sentido.
Los deseos están vacíos y desprovistos de cualquier substancia, como el bambú seco que sólo vale para echarlo al fuego.
El fundamento del sentimiento de ego son las necesidades y deseos del cuerpo. Nada puede sustituir al silenciamiento del deseo.
EJERCICIO 4º.
Sólo Él, “eso no dual que es”, es nuestro propio ser.
Lo que aparece ante nosotros como yo y como lo otro, no es en verdad tu ser, porque cuando los buscas no los encuentras.
Si indagas en profundidad tu ego, no lo encontrarás y sólo toparás con “eso que es”.
La convicción de que no existimos ni tú, ni yo, ni el mundo, conduce a la liberación y nos libra del sufrimiento.
Sólo Él existe. ¿Dónde está nuestro temor, nuestra sumisión y nuestro sufrimiento?
Todo lo que existe es la conciencia infinita o Brahman; el mundo objetivo es como un espejismo, del que tanto se puede decir que es como que no es.
Todo lo que damos por real es sólo un espejismo que nuestra mente y nuestro sentir proyecta sobre la conciencia infinita.
La semilla de este mundo objetivo es el sentimiento del ego.
Los sentidos y sus objetos, las más variadas formas mentales, el cielo y la tierra con todas sus montañas, océanos, etc.…, la división del tiempo y todos los nombres y las formas, sólo son partes de este árbol de apariencia ilusoria.
Todo el mundo objetivo, desde lo más grande a lo más pequeño, es construcción de nuestro ego. El sentimiento que le da a él por real, da por reales todas sus construcciones.
Tanto él, como sus construcciones de entidades, son ilusorios.
¿Cómo podemos quemar la semilla del ego? Si investigas tenazmente su naturaleza, comprendes que no puede ser visto por parte alguna. Ese es el conocimiento que quema la semilla del ego.
La indagación constante sobre la irrealidad del ego, lo disuelve.
Si conservamos la idea del ego, éste parece existir y da lugar al mundo objetivo. Cuando eludimos esta falsa idea, el ego desaparece y es sustituido por el autoconocimiento o conocimiento del ser.
El trabajo esencial es llegar a comprender la irrealidad del sentimiento de ego.
Los que se han esforzado seriamente en comprender esta verdad, después de haberla escuchado de los labios de algún maestro y haberla estudiado en las escrituras, han alcanzado fácilmente el conocimiento del ser.
Escuchar esta verdad de los maestros, estudiar las escrituras y esforzarse por realizarla, es toda la tarea.
Lo que parece ser el mundo, sólo es el despliegue de las ideas y los pensamientos de nosotros mismos, que se basan en la propia conciencia de ego.
Es una especie de ilusión óptica, cuyo substrato es la conciencia. Tanto puede considerarse real como irreal.
Ego y mundo de objetos es irreal si lo consideramos como entidades individuales existentes; es real si desaparece el sentimiento de ego y sus construcciones objetivas.
EJERCICIO 5º.
Entre el ego y sus construcciones objetivas y Brahman, no hay dualidad alguna.
Querido Vidyâdhara, deja de pensar en los objetos de este mundo como si fuera manifestaciones de la conciencia infinita. Permanece firme en tu ser.
Considerar el mundo como manifestación del Absoluto es, todavía introducir dualidad. Lo que estás viendo y sintiendo es Él mismo.
Deja que tu inteligencia comprenda profundamente que tu ego no existe y podrás ser lo que realmente eres.
El universo entero está saturado por esta conciencia infinita e indivisible. Comprende esto y haz lo que te plazca.
Si comprendes y sientes que todo es la conciencia infinita y indivisible (sin dualidad alguna), ya puedes hacer lo que quieras, que será siempre correcto.
Este universo inerte no es distinto de la conciencia infinita, como el fuego reflejado en el agua no es distinto del fuego original.
Entre el conocimiento y la ignorancia no hay otra diferencia: el conocimiento es el ser, la ignorancia el reflejo.
La ignorancia no existe. Supondría dualidad. Supondría alguien ignorante de algo. Desde el seno de la completa unidad, la ignorancia sólo parece ser.
La creación no ha tenido lugar y sólo es una apariencia como los espejismos. Lo único que existe es Brahman, la paz increada que no crea nada en absoluto.
Por la misma razón, tampoco existe la creación, porque supondría dualidad entre el creador y las criaturas. La creación es sólo un espejismo del sentimiento de ego.
Querido amigo, tú eres ese Brahman homogéneo e indivisible como el espacio. Tú eres el conocedor.
No dudes nunca de ello, lo comprendas o no lo comprendas
Cuando comprendas que eres la conciencia infinita, no nacida, toda tu loca ignorancia cesará para siempre y el mundo objetivo se disolverá con ella en el vacío.
Tu existir es el seno de la más completa no dualidad. Eres el conocedor y lo conocido. Eres la conciencia infinita e indivisible.
Como no hay nada más que él, es imposible compararlo con nada y decir qué es o qué no es.
Como es incomparable, es indefinible. Como no hay nada frente a Él, no es definible como individuo, ni siquiera como individuo supremo.
Lo que se experiencia cuando cesa el ego, es este Brahman que puede ser alcanzado si uno se pregunta profunda y tenazmente sobre la naturaleza del ego.
Esta continua inquisición, disuelve el ego en la conciencia.
La indagación constante e intensamente del ego es la vía real para su desaparición.
El sentimiento del ego no es más que una ilusión, algo irreal.
Del mismo modo que un remolino sólo es una forma ideal del agua, el sentimiento del ego, el espacio, el tiempo, etc., son formas que surgen en la conciencia.
Por tanto, este mundo aparece y desaparece como idea y nada más que en ese sentido.
Este mundo objetivo es como un reino pintado en un cuadro
La apariencia de realidad objetiva depende del espectador, que es el sentimiento del ego, irreal en sí mismo y no diferente al ser supremo, como la humedad no es distinta del agua.
Aunque el movimiento es inherente a la naturaleza del agua, no se puede decir que río exista, puesto que sólo es agua corriente.
Has de saber que todo lo que experiencias con el nombre de mente, ego, intelecto, etc., no tiene ninguna realidad substancial.
El tiempo, el espacio y los objetos sólo son ideas, El mundo objetivo es extremadamente sutil y ha sido construido por la actividad mental o movimiento del pensamiento, como un aroma en el aire.
Del mismo modo que un sueño sólo es sentido por el que está soñando, esta creación sólo es experienciada por aquel en cuya mente brota.
El ego, los objetos, el tiempo y el espacio están sólo en nuestras mentes. En ese sentido son realidades sutiles, ideas, realidades que no están ahí.
EJERCICIO 6º.
Las vastas regiones del alma.
Las vastas regiones del alma son nuestro propio interior. Un lugar, que es un no-lugar, más allá de los estratos del ego. Un vasto lugar no-lugar que es como un jardín por el que uno se puede pasear sin pies y que puede comprender y amar, sin cabeza, ni corazón. Vasta extensión en la que, sin ojos ni manos, se pueden recoger rosas.
Esas vastas regiones del alma, más amplias que la tierra y más extensas que los cielos sin límites, hacen estallar las estrecheces en las que el ego encierra al corazón y a la mente.
Vive con un corazón y una mente en el que quepan todos los universos.
Reside en esas vastas regiones que hay en tu propia alma y podrás caminar por el mundo, sin la espina en el pie del ego, reconociendo y amando “lo que es”.
Ve al trabajo residiendo en ese lugar no-lugar, que es la sede de la paz y la benevolencia.
Las vastas regiones del alma son el espacio infinito. Pero el espacio infinito es el no-espacio. Las vastas regiones del alma son, pues, el no-espacio, generador de todos los espacios, finitos e infinitos.
Sin embargo, hablar de las vastas regiones del alma es usar dos imágenes que ni describen aquello a lo que se refieren, ni se compaginan entre sí. El alma está más allá de las categorías espaciales, por tanto, difícilmente puede poseer vastas regiones. Por otra parte, la imagen “vastas regiones del alma” alude a dimensiones del existir que se sitúan más allá de la localización espacio-temporal del ego.
Ese modo de hablar en imágenes, y en imágenes que se contradicen entre sí, es una forma acertada de referirse a los niveles del propio existir que no se pueden nombrar.
La voz de la dimensión absoluta del existir.
La voz de la dimensión absoluta del existir llega a todo hombre y a toda criatura. Todo sonido y toda palabra son sólo como resonancias, como eco de esa voz primigenia y única.
Todos los hombres de todos los pueblos de la tierra oyen esa voz, que se emite sin boca y se oye sin oídos. Todos, si llegan a la categoría de humanos, tienen noticia de esa dimensión absoluta del existir, que es como un canto silencioso, pero perceptible.
Hasta los árboles, las plantas y las piedras tienen noticia de esa voz, porque sólo existir es ya oír esa voz.
Oír esa voz es oír la pregunta sin palabras “¿no soy Yo?”; y es, también, la respuesta “sí”.
Por ello, todo existir es nada fuera de Él, fuera de esa dimensión absoluta de lo real.
EJERCICIO 7º.
La separación de la fuente del Ser.
Toda criatura se lamenta si se le separa de su fuente de ser, porque se quedan secas y sin vida, como un arroyo sin agua. El arroyo sólo quiere el agua que le da la vida. Lo demás le sobra.
¿Cómo no quedar separado de la fuente? Muriendo para poderse alzar sobre la muerte. ¿Qué es morir? Saberse sólo agua de la fuente. Pero saberse sólo agua de la fuente es un don.
Quien recibe ese don, se ve libre de los trabajos de este mundo. Los trabajos de este mundo son las angustias del ego, los temores y expectativas frágiles de quien se cree algo y alguien, fuera de ser sólo agua de la fuente única.
¿Cómo se muere permaneciendo vivo, según Rumí? Teniendo como tarea sólo los asuntos de Dios. Ese es admitido a liberarse de los trabajos de este mundo. Quien tiene como tarea sólo los asuntos de la dimensión absoluta de su ser, se desplaza de su ego y, por tanto, de todos sus trabajos y angustias.
Quien no muere a su propia tarea, el yo le encarcela y es incapaz de ver. Ese no sabe nada de las quejas de todos los seres por la separación, porque no comprende que todas las cosas son sólo su fuente.
El “sí” a su propia muerte, se da desde el corazón. Sólo los que dan ese “sí” desde el corazón mantienen la antorcha de la luz entre los hombres.
Los que sólo creen lo que hay que creer, y obedecen lo que hay que obedecer, son carne sobre la que hace presa la duda. Su conformidad con las creencias y con los comportamientos depende de los razonamientos al uso y de la opinión. Quienes viven en esa región, viven con la duda en sus mentes y en su corazón.
Rumí compara a los que se apoyan en la razón, que sólo puede articularse en palabras, con el cojo con una pata de palo. Una pata de palo es poco segura. Lo único seguro es la visión, que se adentra más allá de los límites de la razón y sus palabras, en una certeza que asombra a las montañas.