J.Amando Robles Ya va para siete años que escribí Hombre y mujer de conocimiento, un pequeño libro que gustó bastante, planteando la espiritualidad laica, no religiosa, que personalmente creí encontrar en las famosas “enseñanzas” de don Juan Matus y Carlos Castaneda. Fue entonces cuando una amiga, secundada de inmediato por varios compañeros de trabajo, me propuso hacer algo parecido con la espiritualidad del Maestro Eckhart. La idea me pareció tan buena que inmediatamente acepté. Sin duda que mi amiga lo hacía pensando en la calidad de la espiritualidad eckhartiana, que ambos ya conocíamos y que por su riqueza bien merece ser puesta al alcance de los hombres y mujeres de hoy. Pero yo lo acepté sobre todo por la convicción profunda que ya entonces tenía de que la espiritualidad del Maestro Eckhart es también, en el fondo, una espiritualidad laica y como tal muy apropiada para los hombres y mujeres de hoy, que rehúyen, y con razón, lo religioso como mítico. ¿De hecho no es así como lo vienen leyendo estudiosos hinduistas y budistas? Y lo leen bien. Una espiritualidad laica y, como tal, muy adecuada para la sociedad y cultura de conocimiento que estamos construyendo. Y este es el propósito del presente libro, también introductorio y pequeño: mostrar al lector que la espiritualidad del Maestro Eckhart, de por sí ya famosa por su gran calidad, en el fondo es una espiritualidad laica, ponerla en valor como una espiritualidad muy pertinente para hoy aunque en su forma y contenidos sea tan religiosa, e inducir al lector a la lectura personal de los sermones y pequeños tratados del Maestro.
El sentit de la manca de sentit
Wittgenstein reflexiona sobre la peculiaritat del discurs religiós
El llenguatge religiós reformula, en el marc d’una gran i complexa al•legoria, en enunciats sobre fets significatius, aquestes vivències de les que només es pot parlar en proposicions mancades de sentit. En el parlar de religió o ètica, veig clarament que tota expressió ha d’estar mancada de sentit perquè vol expressar el que és inexpressable. És a dir, veig que no és que resultin expressions sense sentit perquè encara no ha estat possible trobar les expressions correctes, sinó que la manca de sentit constitueix la seva essència mateixa. Perquè la única cosa que pretenc amb aquestes expressions és anar més enllà del món, que és el mateix que dir anar més enllà del llenguatge significatiu. El meu únic propòsit -i crec que el de tots aquells que han procurat expressar alguna vegada alguna cosa d’ètica o de religió- és arremetre contra els límits del llenguatge, contra les parets de la gàbia.
Ludwig Wittgenstein. Conferencia sobre ética. Barcelona, Paidós, 1997. p.42
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