Marià CorbíIntentem reflexionar sobre totes les conseqüències de la nostra condició d'animals necessitats, de depredadors.
Quina és la relació entre la nostra condició animal i l'aparició del temps-espai?
Els animals necessitats, per poder satisfer les nostres necessitats hem de modelar tota realitat en el temps-espai. Concebre's com a animal vivent suposa que em concebo com una individualitat davant d'un món d'individualitats on he de satisfer les meves necessitats. Haver de suposar-me com un individu davant d'un món exigeix que concep aquesta realitat com una contraposició en dualitat. He de suposar dos espais diferents, jo no em confonc amb allò que necessito i que he d'aconseguir. Per a aquesta operació he de pensar com desplaçant-me en un espai i en un temps. Per tant, per poder realitzar la meva depredació, he de desplegar un temps-espai. He de donar-los aquí com a existents, altrament no seria possible la meva supervivència.
Todo lo que se afirma con respecto a Jesús es simbólico.
Todas las afirmaciones referentes a Jesús son una construcción simbólica hija de una inculturación en una civilización agrario/autoritaria, helena y romana.
Lo difícil no es aceptar la verdad de esta afirmación teórica; lo difícil es vivir todo lo que se refiere a Jesús y a la religión cristiana desde ese pensamiento cuando se convierte en un sentir real y cotidiano. Las consecuencias, entonces, para las organizaciones religiosas, para las plegarias y rituales colectivos son graves.
Nuestros antepasados tomaron a los símbolos como si fueran realmente existentes. Nosotros los tomamos como plenamente significativos pero como afirmaciones, construidas desde unos patrones culturales ya desaparecidos, que hablan de lo que, propiamente, no se puede hablar porque está más allá de las posibilidades de la estructura de nuestra lengua.
Ese sustrato indecible, expresado mítica y simbólicamente en unas categorías culturales caducas, es un fundamento puramente cualitativo sobre el que sólo puede asentarse la cualidad; es un mensaje de espíritu sobre el que sólo se puede apoyar el espíritu.
El espíritu puede adoptar formas, pero como si no las adoptara; pasa por las formas como la brisa sobre la superficie de los lagos tranquilos. El espíritu usa formas pero no se liga a ellas; no deja que las formas se osifiquen. El espíritu adquiere formas sólo para insinuar la intuición del Sin Forma; para ello debe tomarlas como si no las tomara y debe abandonarlas como si jamás las hubiese tocado.
Sobre esa calidad, tenue como el viento y sólida como una roca, debe apoyarse, en las nuevas circunstancias culturales, la plegaria individual y colectiva, los rituales y las organizaciones religiosas. Plegarias, rituales y organizaciones tendrán que ser espíritu, fluido y libre como el aire.
La plegaria a Dios tendrá que vivirse y expresarse como si no hubiera ni plegaria ni Dios; el ritual debe ser tal que impida la cosificación de Dios y conduzca a la No Dualidad; las organizaciones religiosas tendrán que estar tan apoyadas en la calidad y la comunicación que resultarán estructuras tan leves que serán como si no fueran.
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