J.Amando Robles Ya va para siete años que escribí Hombre y mujer de conocimiento, un pequeño libro que gustó bastante, planteando la espiritualidad laica, no religiosa, que personalmente creí encontrar en las famosas “enseñanzas” de don Juan Matus y Carlos Castaneda. Fue entonces cuando una amiga, secundada de inmediato por varios compañeros de trabajo, me propuso hacer algo parecido con la espiritualidad del Maestro Eckhart. La idea me pareció tan buena que inmediatamente acepté. Sin duda que mi amiga lo hacía pensando en la calidad de la espiritualidad eckhartiana, que ambos ya conocíamos y que por su riqueza bien merece ser puesta al alcance de los hombres y mujeres de hoy. Pero yo lo acepté sobre todo por la convicción profunda que ya entonces tenía de que la espiritualidad del Maestro Eckhart es también, en el fondo, una espiritualidad laica y como tal muy apropiada para los hombres y mujeres de hoy, que rehúyen, y con razón, lo religioso como mítico. ¿De hecho no es así como lo vienen leyendo estudiosos hinduistas y budistas? Y lo leen bien. Una espiritualidad laica y, como tal, muy adecuada para la sociedad y cultura de conocimiento que estamos construyendo. Y este es el propósito del presente libro, también introductorio y pequeño: mostrar al lector que la espiritualidad del Maestro Eckhart, de por sí ya famosa por su gran calidad, en el fondo es una espiritualidad laica, ponerla en valor como una espiritualidad muy pertinente para hoy aunque en su forma y contenidos sea tan religiosa, e inducir al lector a la lectura personal de los sermones y pequeños tratados del Maestro.
Himne a Ra
Del text egipci que més còpies s’han trobat a les tombes és aquell que anomenem Llibre dels morts, un recull de pregàries, himnes, súpliques, sortilegis i explicacions de les diverses etapes fins a arribar al regne de la nova vida. El següent fragment és un bell himne a Ra, que ens pot recordar el llenguatge d’alguns passatges de l’Antic Testament:
“Salut, oh Ra!
Com Tum, t’aixeques per sobre l’horitzó,
i com Horus-Khuti, culmines dalt del cel.
La teva bellesa alegra els meus ulls,
i els teus raigs il•luminen el meu cos sobre la terra.
Quan navegues amb la teva barca celestial,
la pau s’escampa pels vastos cels.
Heus ací que el vent infla les veles i el teu cor s’alegra;
amb ritme viu travesses el cel.
Els teus enemics són derrotats
i la pau regna al teu voltant.
(…)
Gran és la teva bellesa a l’alba i cap al vespre,
oh tu, Senyor de la vida i de l’ordre dels móns!
(…)
Heus ací que tu acabes de pronunciar una paraula;
i la terra, silenciosa, t’escolta…
Tu, Divinitat única, regnaves ja al cel
en una època on la terra amb les seves muntanyes
encara no existia…
Tu, el Ràpid! Tu, el Senyor! Tu, l’Únic!
Tu, el Creador de tot el que existeix!
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