J.Amando Robles Ya va para siete años que escribí Hombre y mujer de conocimiento, un pequeño libro que gustó bastante, planteando la espiritualidad laica, no religiosa, que personalmente creí encontrar en las famosas “enseñanzas” de don Juan Matus y Carlos Castaneda. Fue entonces cuando una amiga, secundada de inmediato por varios compañeros de trabajo, me propuso hacer algo parecido con la espiritualidad del Maestro Eckhart. La idea me pareció tan buena que inmediatamente acepté. Sin duda que mi amiga lo hacía pensando en la calidad de la espiritualidad eckhartiana, que ambos ya conocíamos y que por su riqueza bien merece ser puesta al alcance de los hombres y mujeres de hoy. Pero yo lo acepté sobre todo por la convicción profunda que ya entonces tenía de que la espiritualidad del Maestro Eckhart es también, en el fondo, una espiritualidad laica y como tal muy apropiada para los hombres y mujeres de hoy, que rehúyen, y con razón, lo religioso como mítico. ¿De hecho no es así como lo vienen leyendo estudiosos hinduistas y budistas? Y lo leen bien. Una espiritualidad laica y, como tal, muy adecuada para la sociedad y cultura de conocimiento que estamos construyendo. Y este es el propósito del presente libro, también introductorio y pequeño: mostrar al lector que la espiritualidad del Maestro Eckhart, de por sí ya famosa por su gran calidad, en el fondo es una espiritualidad laica, ponerla en valor como una espiritualidad muy pertinente para hoy aunque en su forma y contenidos sea tan religiosa, e inducir al lector a la lectura personal de los sermones y pequeños tratados del Maestro.
LA SOLEDAD SONORA
Michèle Najlis
Versos de la poetessa nicaragüenca Michèle Najlis del llibre:
“La soledad sonora” – Managua, Centro Nicaragüense de Escritores, 2005.
Najlis és figura representativa del Centre Ecumènic Antonio Valivieso, de Managua.
Hoy te nombro
Hoy te nombro
río profundo
paz
malinche florecido.
Te llamo luz
pájaro, viento impredecible.
Lluvia te nombro
nube
tierra fecunda
madre.
Te llamo mar
arena de las playas de mi infancia.
Te digo risa, arrullo
arco iris.
Hoy te llamo silencio
palabra siempre insuficiente
música callada, Dios,
soledad siempre sonora.
Sanctus
Santo, santo, santo, es el Señor, Dios del universo.
Llenos están, Amor, los cielos y la tierra de tu gloria.
Llenos de Ti mis ojos cegados por tu luz.
Llenos de Ti mis labios que repiten tu Nombre en cada nombre.
Llenos de Ti mis manos que buscan el claro manantial de tu sonrisa.
Llenos están mis pies de tu extravío.
Lleno de tu amor, Amor, está mi vientre bañado por el agua de la Vida.
Llenos de gozo mis cabellos, mis hombros cubiertos por tu gracia,
encendido de amor mi frágil corazón que a tientas ama.
Llenos están, Amor, los cielos y la tierra de tu gloria.
Toma mis ojos
Toma mis ojos para que yo te vea
mis labios para que yo te hable
mi piel para que yo te toque.
Dame tu oído
para escuchar mi lamento de amor.
Dame tu boca
para decir tu nombre impronunciable.
Dame tu aliento
tu voz
tu brisa vespertina.
Dame tus manos
tus pies
tu arroyo en la montaña
tu silencio de la luz amanecida.
Dame tu amor, Amor,
para tocar al fin tu esquivo corazón.
Para estar, Amor, desapareces
Sellas mis labios con tu ausencia
hieres mi corazón con tu silencio
porque para estar, Amor, desapareces.
Si en soledad de amor te busco a tientas
si mis ojos ciegos y mi ciega razón
y mi mano que tiembla en cada letra
no alcanzan tu aliento que da vida,
déjame oír tu presencia en tu silencio
porque para estar, Amor, desapareces.
Si no hay luces ni sombras
ni claros desafíos, ni plácidos arroyos
ni playas, ni campos florecidos
ni lunas, ni tormentas,
déjame entonces encontrarte en el vacío
porque para estar, Amor, desapareces.
Despedida
Dios, ¡líbrame de Dios! (Maesto Eckhart)
Me despido en silencio de tu ausencia
de tu no estar estando,
callada
y presente lejanía.
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